viernes, 13 de febrero de 2009

cada vino en su copa


No son ni mucho menos rarezas de enólogos, la copa debe ser la adecuada para que el vino nos revele su historia.

Según la forma de la copa llegamos a descubrir más sensaciones de aroma y sabor con el mismo vino si se usa la adecuada. Científicos han probado con numerosos test que la forma de la copa tiene una influencia directa en la forma en la que se liberan las moléculas en el vino. Significa que si nos tomamos en serio el mundo de los vinos, debemos tener en cuenta este aspecto para el disfrutelo de manera absoluta.

Iremos por partes. Lo primero, escoger un buen cristal para nuestras copas, es igual de importante como el pie que debe estar al nivel del cáliz cumpliendo diferentes requisitos: no puede ser ni demasiado corto y debería permitir que la copa se pudiera sujetar sin tener que tocar el resto. La copa perfecta debe tener las siguientes características:

• Transparente
• Completamente incolora
• Hecha de vidrio fino
• Borde pulido
• Pie largo
• Cuenco oval o redondeado

Los aromas de un vino sólo pueden desarrollarse a una temperatura adecuada por eso, cuando el vino se sirve, hay algún aroma que se evapora inmediatamente y llena la copa. Cuando se hace rotar el vino en la copa, las paredes se humedecen y la fina capa de vino se evapora con mayor rapidez, de esa forma producen más aromas y más intensos. Sin embargo no llegan a mezclarse sino que permanecen en las capas horizontales. Si elegimos diferentes copas, vemos que la anchura y la intensidad de estas capas de aroma dependen enteramente de la forma del cuenco y el tamaño de la copa.

Los vinos tintos, en especial aquellos con mucho carácter, requieren una copa más grande que los vinos blancos. Para los vinos generosos, es aconsejable usar copas más pequeñas para que la fruta ascienda antes que el alcohol. Cuando elijamos las copas apropiadas debemos asegurarnos de que con ellas el vino puede revelar una historia a través de todos estos componentes químicos.

Seguro que hemos pensado, tras nuestros comentarios, que la copa perfecta existe. Así es, los artesanos cristaleros de Riedel, en Austria han buscado las copas de mejor calidad y más bellas durante generaciones, y no sólo para el vino. En 1973 lanzaron una esplendida serie de copas, las “Sommeliers” ante las que los más expertos debieron mostrar admiración.

Se diseñó una copa para cada tipo particular de vino, logrando las características especificas de un vino determinado. Hechas a mano, los entendidos las han calificado como de imprescindibles.

No olvidemos que una copa no es sólo una copa.

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