El Instituto de las Ciencias de la Vid y el Vino, ubicado en Logroño, fué fundado hace un año por el Gobierno de La Rioja, el CSIC y la Universidad de La Rioja con el objetivo de ser un referente internacional en investigación vitivinícola.
En una entrevista con Efe, el director del ICVV y científico del CSIC, José Miguel Zapater (Logroño, 1958), conviene en la necesidad de contar con especialistas experimentados en el conocimiento de plagas, un área en la que considera que "hay muy poca formación en España", entre otras razones, porque es un país seco que ha registrado una menor incidencia de enfermedades.
Según el científico, la viticultura española tiene que estar preparada y contar con las herramientas necesarias para las nuevas tendencias, que apuntan hacia la elaboración de vinos más orgánicos, y los requerimientos de una agricultura cada vez es más respetuosa con el medio ambiente.
En un contexto de globalización, se ha detectado la presencia de nuevos virus y ácaros que afectan a cultivos hortícolas, que aparecen cada pocos años cuando no se conocían en España y proceden de zonas más cálidas, que exigen, asegura Zapater, especialistas en esta materia.
Se trata, añade, de "saber cómo el hongo coloniza la célula vegetal, qué efecto tiene, cómo responde la planta; es una biología que hay que conocer para identificar los puntos débiles de las plagas y actuar de una manera más eficiente contra ellas".
Según Zapater, el ICVV, una vez superado su primer año de funcionamiento, se prepara para contratar investigadores españoles y extranjeros, en particular de Nueva Zelanda, que se han interesado por el estudio de enfermedades fúngicas que este organismo, como referente internacional en vitivinicultura, reforzará.
Para ello, también considera de especial relevancia contar con un gran banco de germoplasma, en cuya creación trabaja el Instituto, y que, además del área vitícola, sea un soporte para las investigaciones enológicas que también desarrollará este organismo.
"Nuestro objetivo -explica Zapater- es generar conocimiento sobre los procesos biológicos y químicos que están relacionados con la producción de uva y vino".
En este contexto, califica de "muy relevante" conocer la variación genética y trabajar con poblaciones de variantes genéticas de la vid, las levaduras y el "Oenococcus", que es la bacteria láctica que participa en la fermentación maloláctica de vino tinto.
16 de Febrero de 2009
En una entrevista con Efe, el director del ICVV y científico del CSIC, José Miguel Zapater (Logroño, 1958), conviene en la necesidad de contar con especialistas experimentados en el conocimiento de plagas, un área en la que considera que "hay muy poca formación en España", entre otras razones, porque es un país seco que ha registrado una menor incidencia de enfermedades.
Según el científico, la viticultura española tiene que estar preparada y contar con las herramientas necesarias para las nuevas tendencias, que apuntan hacia la elaboración de vinos más orgánicos, y los requerimientos de una agricultura cada vez es más respetuosa con el medio ambiente.
En un contexto de globalización, se ha detectado la presencia de nuevos virus y ácaros que afectan a cultivos hortícolas, que aparecen cada pocos años cuando no se conocían en España y proceden de zonas más cálidas, que exigen, asegura Zapater, especialistas en esta materia.
Se trata, añade, de "saber cómo el hongo coloniza la célula vegetal, qué efecto tiene, cómo responde la planta; es una biología que hay que conocer para identificar los puntos débiles de las plagas y actuar de una manera más eficiente contra ellas".
Según Zapater, el ICVV, una vez superado su primer año de funcionamiento, se prepara para contratar investigadores españoles y extranjeros, en particular de Nueva Zelanda, que se han interesado por el estudio de enfermedades fúngicas que este organismo, como referente internacional en vitivinicultura, reforzará.
Para ello, también considera de especial relevancia contar con un gran banco de germoplasma, en cuya creación trabaja el Instituto, y que, además del área vitícola, sea un soporte para las investigaciones enológicas que también desarrollará este organismo.
"Nuestro objetivo -explica Zapater- es generar conocimiento sobre los procesos biológicos y químicos que están relacionados con la producción de uva y vino".
En este contexto, califica de "muy relevante" conocer la variación genética y trabajar con poblaciones de variantes genéticas de la vid, las levaduras y el "Oenococcus", que es la bacteria láctica que participa en la fermentación maloláctica de vino tinto.
16 de Febrero de 2009
fuente:noticias del vino
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