viernes, 12 de diciembre de 2008

Muntenia y Oltenia

Muntenia, el país de los montes, situada al este y Oltenia, el país del río Olt, al oeste, forman la gran llanura de Valaquia, parte de la cuenca fluvial del curso bajo del Danubio. Desde el río, que marca la frontera de Rumania con Yugoslavia y Bulgaria, se extienden hacia el norte inmensas llanuras de suelos aluviales y arcillosos que raramente superan los 200 metros de altura y que sólo se detienen ante la muralla de los Cárpatos Meridionales, también llamados Alpes de Transilvania.
En estas zonas, destaca Dealu Mare. Es una de las más importantes regiones vitivinícolas de Rumania. Su situación permite obtener tintos aromáticos, y con suaves taninos.
El clima es ideal para el Cabernet Sauvignon, Merlot y Pinot Noir. En las colinas de Dragasani se producen tintos de Feteasca Neagra y de Cabernet Sauvignon. Arges-Stefanesti produce vinos blancos secos, afrutados y ligeros de Riesling, Sauvignon Blanc y Feteasca Regala.
Los vinos dulces proceden de la variedad Muscat. Segarcea, región al sur de Craïova, es conocida por sus cabernet sauvignon y la zona de Drobeta-Turnu Severin-Corcova, por los tintos elaborados con Pinot Noir, Cabernet Sauvignon, Merlot y Feteasca Neagra.
Dobroudja
En su camino hacia el mar, el Danubio encuentra un último obstáculo: el altiplano de Dobroudja, que lo obliga a girar bruscamente desviando su curso hacia las llanuras del norte. Dobroudja es un afloramiento calcáreo que ocupa la franja costera del Mar Negro al sur del delta del Danubio. En cuanto a vino se refiere, Murfatlar es una de las zonas productoras más destacadas de Rumania. Ocupa unas 2000 ha, disfruta de 300 días al año de sol y otoños templados y largos. Además, la proximidad del mar le proporciona humedad suficiente como para permitir la aparición de la podredumbre noble.
Destaca por sus Chardonnays y Pinot Gris así como por su Tamâioasa Romaneasca y Muscat Ottonel con las que se producen vinos licorosos y de postres. Asimismo se producen buenos tintos de Cabernet Sauvignon, Merlot y Pinot Noir.
En los viñedos de Pietroasa, la presencia de un suelo calcáreo y pizarroso permite la producción de interesantes blancos de Tamâioasa y de Grassa. Los vinos de Sarica-Niculitel y Babadag, mucho más modestos, no pueden competir en ningún aspecto con los de Murfatlar.
En Dobroudja, junto al mar, acabamos con este recorrido virtual por la viticultura y enología rumana, una joya por pulir, en un país que sigue siendo un gigante dormido pero que, en pocos años, podría alcanzar un puesto preeminente entre los grandes de la viticultura mundial. Por si acaso, retengamos dos nombres: Cotnari y Murfatlar.

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