
"Mi hermano cuenta que esos chanchos estaban preciosos, gorditos, así que pensó que el orujo podría servir como suplemento alimenticio", recuerda Eugenio Frías, gerente técnico y hermano de Jorge Frías.
Partieron de forma artesanal, secando el orujo en el horno de la casa, moliéndolo en la batidora y alimentando a mascotas. Los buenos resultados alentaron a los hermanos a llevar muestras a analizar a la Universidad Católica, donde se descubrió que se trataba de una muy buena fuente de proteína.
"Las pruebas demostraron que el producto es muy nutritivo. Ideal para complementar la alimentación de vacunos, cerdos y ovejas", explica Diego, hijo de Jorge Frías.
Entre los hermanos, ingenieros mecánicos ambos, comenzaron a desarrollar un sistema para industrializar el producto, parte de la maquinaria la inventaron, otra la copiaron y adaptaron.
"Para llevar a cabo la producción tuvimos que construir un secador de alrededor de siete metros de largo. Patentamos el producto y nos dimos cuenta de que es único, sólo en México hacen algo parecido, pero para delicatessen de consumo humano, al poner orujo a los alimentos para darles un toque agridulce", dice Eugenio Frías.
Actualmente la "HdU", como bautizaron a esta harinilla de uva, se está comercializando. "El precio es más o menos el mismo que el de harinilla de trigo, pero la ventaja es que se trata de un suplemento de mejor calidad nutritiva", indica Eugenio Frías.
Y podría ser incluso orgánico, si proviene de uvas certificadas como tales.
fuente: diriodelvino.com
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