Autor: Manuel Arandilla
Y algún día ceremoniosamente se abrirá la puerta
y me sacarás de mí pulverizando mi letargo
y me pondrás sobre el alféizar de tu ventana violeta
y pasearás beoda por mis recibidores
y verás mis translúcidos postres de aire
y olerás mis ácidos eclipses
y agitarás los laberintos de la ebriedad
y por fin empaparé tus ciegas cántaras
y medirás en tarjas mi infinitud
y me beberás a cacarela
y me beberás a chinguete sabiendo que tapizo el vacío de tu boca
y cantarás en las bacanales tabernas con tu clarete aire de cabaretera
y vendrás en otoño a Aranda de Duero y conocerás al Corbetera
al Arroz
al Tío Pilili
al Tatarón
al Tasio
al Ologio el Patata
al Gildos
al Capitán el Mancurrín
al Cheripe...
que todavía siguen inventando la noche y besan la madrugada
y me venderás como tu mejor vino
y te darán espliego como moneda
y buscarás la sombra de los chopos con mi bota en bandolera
y de las cantinas harás catedrales de bondad
y grabarás tu cruz secreta sobre el dintel de mi nacimiento
y pintarás con vino el paisaje del sonido
y saborearás el beso de mi urna amarga
y penetrarás en mi caverna de pámpano
y romperás las trémulas telarañas de mi edad
y consolaré el rito de tus penasy emborracharás las letras de tu apodo
y te sentirás inmortal por tener sed
y de mi pentagrama goteará zumo de tormenta
y tragarás el tiempo hasta tu estómago
y quemarás las gavillas de mis deseos de invisibilidad
y escucharas mis voces bemoladas
y descubrirás por qué Don Antonio Machado conoció Soria
y aprenderás de memoria el Romance del Duero de Gerardo Diego
y con Rafael Alberti divisarás el mundo sobre un puente de luz
y comprenderás por qué El Empecinado ensanchaba El Duero persiguiendo a los dragones
y hablarás con Federico García Lorca en Covarrubias de las palabras maquilladas de fantasía
y visitarás Silos por su pasión de silencio
y cubrirás el sol de esta Ribera con tus pelos curvos
y destruirás las sucias paredes de tu habitación de niña
y ensuciarás de rojo tus obscenos demonios
y brotarán por tus poros cataratas de rosas
y enterrarás en un páramo la agonía de la espera
y jamás escribirás la carta de amor que ya he leído
y tirarás con mi arco blanco una flecha azul
y borrarás con tus rodillas el paso invisible de los vampiros de aquí
y ayudarás a un zorro a montar en bicicleta
y leerás en voz alta los lunes miércoles
y sábados de la última semana de septiembre de cada año a Gonzalo de Berceo
y los martes y jueves a San Juan de la Cruz
y los Domingos comerás con Neruda a las doce
y merendarás lechazo al pincho conmigo en Vadocondes a las ocho de la tarde de cualquier día
y los viernes por la noche de todos los otoños del universo dormirás en un barco en Zamora
y recitarás sin descanso los refranes del vino
y te costará recordar en qué manuscrito estaba la palabra agraz
y lavarás tus enaguas en las olas del Atlántico
y unirás dos puntos que no existen con una línea de crepúsculo
y brindarás con Noé en un viñedo de carretera por la vendimia que viene
y se arparán tus cántaros de estofa en las Bodas de Caná
y vivirás conmivino para siempre
y darás gracias a Borges por el regalo de este verso:
El sueño, ese pregusto de la muerte
y cerrarás los ojos sin saber cómo empieza una batalla
y amanecerás
y...
El autor y el poema
La Vieja Zorra Selección Especial 2019
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Nadie es perfecto, y yo aún menos. Entre mis muchos vicios y ocultos
divertimentos, está el Festival de Eurovisión. Cierto es que, rara vez,
alguna de las ...
Bonito detalle lo de la bota de vino colgada al hombro. Saludos.
ResponderEliminareste poema tiene casi 30 años amigo anónimo y habla de años atras, las botas eran como las mariconeras de hoy en dia, uno se iba al campo a la mañana y con suerte volvia a la noche, el zurron con un cacho de pan y tocino y una bota eran algo innegociable.
ResponderEliminargracias por la visita
ypor opinar.
un saludo.